El Tarot en el siglo XXI

Un artículo de Sergi Ferré Balagué, escrito en marzo del 2011.

1. Breve historia del Tarot.

El Tarot de Carlos VI "El loco" (siglo XV)
Según Michael Hurst, el "Tarot es una alegoría moral característicamente medieval de sensibilidad estoico-cristiana".
Innegablemente se trata de una baraja con mucha historia. Nació en el siglo XV y se ha mantenido hasta nuestros días pasando por diferentes etapas y usos.

Comenzó siendo una fuente de inspiración para componer sonetos y poesías en las cortes italianas del Renacimiento. Evidentemente en esa época no existía la imprenta y el “Ludus Triomphorum" (con este nombre nació el Tarot) era un artículo de lujo que se regalaba, por ejemplo, en las bodas cortesanas. Tabletas de madera decoradas artesanalmente con todo detalle y baño de oro.

En los siglos XVI y XVII pasó a ser un instrumento de crítica social a través del cual se atacaban los dogmas establecidos. Era la oscura época de la inquisición, la cruzada a muerte de la Iglesia contra todo pensamiento que no reconociese su poder absoluto, que era considerado hereje. Así se llegaron a hacer muchas barbaridades en nombre la superstición y la ignorancia. Los conocimientos pasaron a ser "ocultos" y se transmitían en contextos donde pudieran pasar desapercibidos, como por ejemplo en las cartas para jugar en la taberna, las cartas del Tarot.

La respuesta a esta represión del intelecto fue el siglo de las luces y la razón, en el XVIII, donde se abogaba por todo lo estrictamente racional y científico, que curiosamente fue la época en que nació el tarot oscuro, que ha sido determinante en cuanto al enfoque adivinatorio de los arcanos.
Esta concepción oscurantista proviene de las clases acomodadas, que aburridas por la mojigatería de la época victoriana (siglo XIX) estaban sedientas de nuevas y exóticas experiencias. En este contexto nacieron sectas como la Golden Dawn, los Rosacruces y los Francmasones, en las que personajes como Aleister Crowley, Arthur Waite y Court de Gébelin respectivamente, ofrecieron una nueva visión del tarot como artefacto mágico.

Mlle Lenormand con una carta en su mano
Paralelamente, personajes como "Etteilla" o Eliphas Lévi fueron los máximos responsables que se empezara a utilizar con fines proféticos. Pero acabó siendo Mademoiselle Lenormand(1) la que puso de moda el modelo de cartomancia que hoy conocemos, que se propagó rápidamente debido a las incertidumbres políticas y la crisis económica que precedieron a la Revolución Francesa llevando a políticos, burgueses y aristócratas a cuestionarse con ansiedad sobre su futuro.
Esta práctica se popularizó mucho, apareciendo entonces el arquetipo de la mujer misteriosa que desvelará tu futuro sentada en una mesa adornada con telas exóticas y envuelta por mágicos enseres.
Esta tendencia ha seguido vigente hasta hasta hoy día. Pero ahora estas sibilinas no se encuentran en los rincones oscuros de las tabernas sino en las televisiones autonómicas, y atienden a sus clientes mayoritariamente a través del teléfono.

Llegados al siglo XX, a través de la visión junguiana(2) promovida por la new age(3), el tarot se convierte en un instrumento de revisión psicoanalítica. Esta orientación ha tenido una gran aceptación, junto con otras pseudociencias como la astrología y la parapsicología, que se enmarcan ahora dentro de una sociedad de consumo que busca el bienestar personal frente a todas las cosas. Así, con el propósito de conseguir ciertas ventajas se cometen bagatelas tales como mezclar clarividencia con televindencia y adjudicarle al tarot unas cualidades y dones que nunca tuvo en su origen y que son añadidos históricos y culturales. Recuerdo al lector que empezamos nuestro viaje cuando el “Ludus Triomphorum" no era más que un refinado juego para aristócratas.
Pero ahora sintoniza con la creencia popular del siglo XXI de que cada cual puede creer lo que quiera, y tú tienes tu verdad y yo tengo la mía, y si se me quiero creer que clicando "Me gusta" en la página de Greenpeace en facebook estoy ayudando a proteger el medio ambiente ¿quién me lo prohíbe? En cambio no hay nadie que se comprometa hasta el fondo y hasta el final con causa alguna.

2. El Tarot en la actualidad.

Desde la creencia renacentista de que hay un microcosmos (que sería nuestro contexto personal, del que el tarot se supone un mapa) que es reflejo del macrocosmos (todo lo que está por encima de nuestro control como humanos), con lo cual todo lo que le pasa al pequeño afecta al grande y viceversa, uno pudiera imaginar que puede manejar la eternidad si conoce bien las puertas (los símbolos) que comunican ambos mundos. A esta atractiva idea han consagrado sus vidas personajes como Eliphas Lévi o Court de Gébelin, por sólo mencionar unos pocos.
Pero el siglo XXI nos trae la conciencia de que de ninguna manera es así, y que más bien somos espectadores de procesos en los que estamos inmersos pero que están más allá de nuestra voluntad consciente, porque tienen una dinámica y unas intenciones propias, que ni son las tuyas ni son las mías, aunque sí determinan nuestras vidas.

Hoy el alma(4) ya no está interesada en los afectos y apegos personales. Por ejemplo, actualmente tanto da que seas hombre, que seas mujer o que te cambies de sexo(5), y gracias que es así hoy tenemos muchas más libertad de decisión sobre nuestros cuerpos. El resultado es que la fuerza creativa y los procesos que de verdad mueven el mundo han salido fuera del ámbito personal. Hoy lo que realmente conmueve y mueve masas son por ejemplo los movimientos de la Borsa o la crisis financiera, procesos que están más allá de mi Yo privado pero que lo condicionan en gran manera. Hoy día los bancos y cajas de ahorro son los santuarios donde vamos a rendir culto, y el dinero es el dios al que rezamos ¿Y qué hay más abstracto que el dinero? ¿qué hay que sea menos personal? Tenemos tarjetas de crédito en vez de efectivo, de repente nuestra vida se sostiene en lo intangible, en lo conceptual, en un ámbito de ideas que hoy día se mide masivamente, globalmente, multinacionalmente, pero ya no particularmente. O sea, tú al sistema le importas bien poco. Así que pensar que le vas a poder sacar ventajas personales a esto, porque tú te lo montas mejor que los pobres nativos que pasan hambre en África, es estar muy ciego a lo que en verdad está pasando.

Entonces está tu Yo y contigo un montón de otros pequeños Yo que claman por tener su propia importancia, que consultan libros de auto-ayuda y preguntan a las cartas del tarot sobre como mejorar sus vidas o atraer el amor, pero que en realidad son títeres de un sistema que, lo sepan o no, les utiliza para sus propios fines.
Hoy lo importante está en entender estos procesos, y en esto consiste actualmente la PSICOLOGÍA(6).

¿Qué sentido tiene?
Dado el nivel de conciencia que hemos adquirido el tarot hoy no despliega su potencial si no nos acercamos a él(7) con un sincero interés por las grandes cuestiones de nuestra época.
Por ejemplo, uno se pregunta si es mejor, en nuestra política bipartidista y del espectáculo, que gane las elecciones el PSOE o el PP (pongamos por caso que no haya más opciones). Pensamos horizontalmente, que si derecha o izquierda, en escoger lo que nos convenga más... Pero en realidad da igual a quien se vote, el resultado va a ser el mismo.
Pongamos el caso de grandes empresas y corporativas, estas necesitan siempre un digno competidor que les de juego y sobre el que poder destacar. Así Coca-cola necesita de Pepsi, y viceversa. De igual manera el éxito del PP radica en tener un oponente de la talla del PSOE, y al revés. Entonces ¿dónde va a parar tu voto en todo esto? ¿qué más da si subes o bajas si de todas maneras las decisiones importantes ya han sido tomadas aunque tú no te hayas enterado? ¿Qué más da entonces que las cartas del tarot te digan que bien o mal si para lo fundamental estás ciego? Y lo fundamental en los ejemplos que he puesto sería preguntarse: ¿Qué es la política? ¿Qué sentido tiene que viva en el mundo en que vivo? Y este sí es el camino del conocimiento que parece prometer el tarot, y el amor por este conocimiento se llama filosofía (del griego antiguo φιλοσοφία, que significa "amor por la sabiduría"), que está profundamente ligada a la psicología, que es "psico" (alma) y "logía" (discurso), o sea el estudio del alma, el amor por la verdad.

Filosofía (Tarot de Mategna, 1460)
Pero la mayoría lo que quiere es que le quiten el peso de tener que decidir, de tener que posicionarse, de tener que pensar. El gran psicólogo contemporáneo Wolfgang Giegerich dice:
“Lo que intelectualmente es tan fácil que puede ser entendido inmediatamente, ya no puede ser más verdad. Psicológicamente es prescindible, trivial, insignificante.”
Y es que ya no vivimos en la época medieval cuando el pueblo aprendía valores éticos y morales de las cartas del tarot, ni en el siglo XVIII cuando los burgueses pretendían llegar a la iluminación a través de sus láminas, ni mucho menos hoy día la conciencia contemporánea acepta que con la cartomancia uno pueda manejar su vida y su entorno. Otra cosa es lo que crean los particulares, Pepito y Juanita, pero Occidente sabe que ese universo mágico terminó hace mucho tiempo. Así que muerta la superstición hoy podemos entender lo que se escondía detrás de esas figuras míticas que conmovieron a nuestros antepasados, lo que se escondía tras la figura de Zeus, de Afrodita... Estás imágenes ya no son más necesarias porque han destilado su significado y hoy las encontramos en formas más refinadas, en el ámbito de la lógica. Hoy por fin podemos pensarlas. Recordemos que es el pensamiento justamente lo que caracteriza al ser humano y lo diferencia del resto de animales.

Hasta este punto de refinamiento apunta hogaño el espíritu que impregna el tarot, un espíritu que invita abandonar la imagen, la forma, para volverse lógica, pensamiento, comprensión... Todo lo que no esté a esta altura se vuelve psicología al uso, del tipo que ante cualquier problema reacciona como si llevara el coche al mecánico, preguntando, como decía James Hillman, "qué no funciona en él, cuánto costará y cuándo podemos pasar a buscarlo".

El ámbito que magnetiza las cartas del tarot está fuera del tarot. Lo importante del tarot es precisamente lo que no está en el tarot. O sea, lo decisivo no es ni lo que el tarot te puede dar ni para lo que te pueda servir. Lo realmente importante es que atiendas lo que te trae la vida, que lo vivas, que sepas donde estás, que lo reconozcas, que lo pienses, que lo respetes, que le des espacio, en resumen, que sientas amor por LA verdad. Entonces el tarot es solamente un recordatorio de que esto es así.

Notas:

(1) Mlle. Lenormand fue la más famosa de las cartománticas, llamada la “Sibila (profetisa) de los Salones”, e imitada por innumerables adivinas, cuya fortuna descansaba en una hábil utilización de su imagen pública. Por su salón pasaron Robespierre, Marat, Danton, así como Napoleón Bonaparte y la emperatriz Joséphine, de la que fue confidente.

(2) Como visión junguiana se entiende el dogma creado alrededor del pensamiento de C. G. Jung, que tras la muerte del psicólogo se vio delimitado alrededor de ciertas obras clave que los junguianos toman como la última verdad. Pero ya el mismo Jung dijo: "Gracias a Dios, soy Jung; no un junguiano".

(3) La Nueva Era es un movimiento surgido a mediados del siglo XX. "Su primera regla es incorporar de todas las religiones y filosofías elementos (ideas) convenientes para vivir en el mundo felizmente sin estar preocupados de que sea verdad o mentira (...) Esto a menudo lleva a un sistema de creencias no unificado, un agregado de creencias y de prácticas (sincretismo), a veces mutuamente contradictorias. Las ideas reformuladas por sus partidarios suelen relacionarse con la exploración espiritual, la medicina holística y el misticismo." Wikipedia.

(4) No hablo del alma "cristiana" sino del ánima ("imagen" en latín, "soplo" en griego), lo que nos anima, lo que nos conmueve y por ejemplo nos hace reír o llorar.

(5) ¡Atención! para las personas particulares tendrá su importancia pero ya no para el alma. Por ejemplo, antaño el pueblo entero adoraba a una novia el día de su boda como símbolo de abundancia y fertilidad, independientemente de quien fuera ella, porque estaba envestida de unos rasgos míticos que la ceñían a una noción muy estricta de lo que era ser hembra. Cada mujer era símbolo de LA mujer. Lo mismo pasaba con el hombre, que por ejemplo se tenía que retar en duelo a la mínima de cambio, independientemente de lo que quisiera o pensara ese señor en particular, porque debía honrar a la imagen mítica de ser hombre. Hoy ya no tenemos que soportar este peso, y es así como los contenidos anímicos han abandonado el contexto de los sexos y la sexualidad.

(6) Escribiendo psicología con mayúsculas me refiero al riguroso pensamiento que busca entender el espíritu de nuestro tiempo, que atiende a los procesos del alma y es un fiel buscador de la Verdad. Esto está lejos de lo que se enseña en las universidades, que se centra exclusivamente en aspectos prácticos como recursos humanos o la confección de estadísticas.

(7) Aquí cuando digo tarot digo también astrología, alquimia, cábala, y todas las disciplinas dedicadas a atender y entender la dinámica propia de los símbolos (imágenes que señalan a un significado que las trasciende y que no agotan en su representación).

Bibliografía:
La secuencia central de triunfos del Tarot por Michael Hurst.
Tarot: Arte & Magia, por Andrea Vitali. Traducción de Enrique Eskenazi.
El Gran libro del Tarot, Emilio Salas. Ediciones Robinbook, 1992, Barcelona.
Entrevista de Scott London a James Hillman. Traducción de Enrique Eskenazi.
Transcripción del curso Simbolismo del Tarot de Enrique Eskenazi (2002-03), por Sergi Ferré.
Transcripción del curso Reflexiones sobre el alma por Enrique Eskenazi (2007-08), por Sergi Ferré.

© Sergi Ferré Balagué, marzo del 2011.

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